lunes, 9 de marzo de 2009

SEVILLA-PARIS


Sobre-cruzando un cristal transparente algo empañado. Críticas aprendidas. Se descubre un entramado de altibajos rojizos y verdes, marrones, amarillos y azules…blancos. Recovecos coloridos. Esa capa transparente en la que el viento deposita sus recuerdos. Recuerdos que algún día caerán o que algún día se evaporarán. Papel arrugado, mal estirado después de arrugar. Estrías en la madre. Formas abstractas aparentemente, pero todo tiene su lógica. Ella los colocó ahí por algo. Ese algo/motivo pocos logran entenderlo, por ello, la mayoría intenta modificarla. Mar de nubes. Me recuerda a la espuma del Pacífico. El ruido del avión imita la tremenda inspiración del océano antes de soltar su rugido. A lo lejos, una pequeña mancha más nítida que el resto batea sus alas con tal maestría que no parece costarle la lucha contra el viento. Pero la espuma no es perfecta, no ha conseguido cubrirlo todo, ha dejado huecos por donde se ve un terreno teñido de blanco. El reflejo del sol quiere engañar tiñendo todo de color dorado. Desde aquí, parece tan finita la arena… Después, cuando pasó la marea, sólo dejó caspa.



Había olvidado qué era el dolor de oídos.
Hoy la gente está especialmente intranquila y revuelta aquí arriba.

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