martes, 3 de abril de 2012

La escalera de Maida

Esta entrada, es un cuento que Maida ha escrito y me ha permitido compartir con tod@s vosotr@s . Creo que merece la pena y estoy segura de que pensareis igual al terminar de leerlo.
Vivo en una extraña comunidad.
En el ático, al que jamás hemos tenido acceso los que vivimos en los pisos inferiores, viven unas personas con las que jamás nos cruzamos pero que hacen muy patente su existencia. A pesar de que la caldera, la luz y la cometida del agua están en el sótano, a alguien le dio por colocar todas las llaves de paso del agua, luz y calefacción arriba (no sé quién lo hizo; cuando llegué ya estaban ahí).
Estas personas que viven en el ático tienen acceso a todos los pisos inferiores y, periódicamente, entran en las casas a saquear las neveras de sus vecinos. Nunca les vemos hacerlo y, hasta ahora, creíamos que eran paranoias de los del primero que llevan quejándose desde que yo me acuerdo.
En realidad todos habíamos notado alguna vez que desaparecían cosas de la nevera, pero a medida que ibas subiendo la escalera, los dueños de los pisos apreciaban hurtos menores que más que afectar a su supervivencia, afectaban a sus deseos: un vino reserva, caviar, ... pero nada vital. Además, siempre han pensado que podía ser cosa del servicio, que son vecinos de los pisos inferiores y tienen pinta de desarrapados.
A los de arriba se les ve gente elegante y educada. Jamás los han visto trabajar en nada pero ¿por qué ponerlos en cuestión si dan unas fiestas estupendas a las que en ocasiones son invitados? Definitivamente son personas respetables.
Los del bajo tienen mala cara (mucho peor que los del primero) y hemos observado que todos tienen una cicatriz en el costado, pero no suelen decir nada; apenas tienen fuerzas para dar los buenos días y casi todos nos hemos preguntado qué les habría llevado a esa situación. Pero nunca nos dio por indagar a fondo. Como mucho, la del cuarto les daba alguna vez algo de ropa y comida porque le encogía el alma verlos en aquellas condiciones, sobre todo a los niños. Sin embargo, últimamente la cosa está cambiando.
Casi todos los pisos empiezan a notar sus neveras más vacías de lo normal y, aunque seguimos sin ver a los autores de los saqueos, muchos vecinos han encontrado huellas que se dirigen hacia el ático. Se dice que disponen de un almacén donde guardan el botín, fruto de sus incursiones. Incluso algunos comentan que las fiestas arriba se han multiplicado y que han hecho una piscina-jacuzzi en la terraza comunitaria sin consultar a nadie, conectada al agua y la luz que pagamos todos... menos ellos.
Llevan años debiendo la cuota de la comunidad, aunque no sabemos muy bien a quién reclamar porque, al parecer, el ático está a nombre de una empresa con sede en Liechtenstein, que se lo cedió a una fundación española con fines sociales cuya presidenta dice serlo sólo de forma honoraria y que no tiene relación alguna con los propietarios del ático. Desconocemos qué vínculo existe entre los ocupantes de la vivienda, la empresa y la fundación, pero los vecinos prefieren no removerlo porque tal vez nos cueste más el collar que el galgo. Además, enemistarnos con los que tienen tan a mano las llaves de paso de los suministros básicos de todo el bloque también podría traernos algún que otro problema.Al menos eso es lo que ha dicho el presidente y, aunque ha habido corrillos criticando el tema, nadie se ha decidido a hacer nada.
El presidente de nuestra comunidad, debido a su cargo, ha visitado ocasionalmente el ático e incluso, ha asistido a alguna fiesta. Así que, ante tanto desconcierto, hemos intentado hablar con él para ver si sabía con exactitud lo que estaba pasando. Hace poco nos comunicó que no tenía suficientes datos y que consultaría a un experto en la materia para arrojar luz sobre tanto rumor.¿Y quién podría tener más datos que uno de los vecinos del octavo? Él vive justo debajo de los del ático y, por cercanía, es asiduo a sus fiestas y conoce de primera mano todo lo que allí sucede.
El experto ha hecho un análisis exhaustivo de la situación del bloque y ha llegado a la siguiente conclusión: los problemas que perciben los vecinos de los pisos de abajo se deben a la falta de un buen control del gasto energético de sus cuerpos; sus organismos gastan demasiado. Debido a su alto requerimiento comen sin orden ni concierto. Por eso, tienen la sensación de que sus viandas se reducen o desaparecen.
Quizás no sean muy conscientes de ello pero asegura que puede demostrarlo científicamente. Para ello ha solicitado los servicios de su vecino de rellano, otro prestigioso experto (no tenemos muy claro en qué, pero algunos dicen que es médico especialista en trasplantes de órganos). Este señor ha constatado que nuestros cuerpos están haciendo un gasto energético elevadísimo ya que tenemos órganos duplicados que provocan un auténtico derroche. Por ejemplo, tenemos dos riñones cumpliendo la misma función cuando todos sabemos que con uno solo se puede llevar una vida perfectamente normal. Insiste en que el ahorro energético que conseguiríamos al donar un riñón sería espectacular; él se encargaría de realizar todas las operaciones. Algunos entendidos de los pisos intermedios se han llevado las manos a la cabeza, pero otros han empezado a hacer estadísticas y el resultado es indiscutible: un riñón produce menor gasto energético que dos.
Esta teoría ha ido tomando fuerza en los últimos tiempos y ahora ya oyes a personas en todo el bloque discutir sobre los pros y los contras de llevar a cabo la extirpación de un riñón a todos los vecinos.
Alguna vez se oye a algún vecino protestar enérgicamente contra tamaño disparate y nos recuerda que el problema inicial era que sospechábamos que los del ático nos estaban saqueando, pero su voz es apenas perceptible. Siempre salen otros que repiten machaconamente que los expertos saben de lo que hablan y que no hace falta ser muy listo para saber que dos consumen más que uno. Cualquier negación de esta realidad es pura demagogia. Aunque sea doloroso, debemos hacer este esfuerzo para dejar atrás los despilfarros a los que acostumbrábamos.
Tampoco descartan la posibilidad de exptirpar un pulmón a cada vecino para que el ahorro sea más eficaz y están en estudio el resto de órganos duplicados. Algunos estamos perplejos; no entendemos cómo se ha llegado a este debate que provoca encendidos enfrentamientos entre los vecinos de los pisos inferiores y que ha creado un extraño clima de desconfianza, miedo y frustración que, en última instancia, se está tornando en cierta aceptación.
De los del ático apenas hemos vuelto a saber nada. Los saqueos no sólo han continuado sino que cada vez son más frecuentes y copiosos. De vez en cuando oímos la música que llega desde arriba, pero nadie parece prestar demasiada atención; están demasiado ocupados decidiendo cuáles deberían ser los primeros en someterse a la necesaria operación.

sábado, 10 de marzo de 2012

Nuevas salidas, nuevas despedidas, nuevas esperanzas, nuevas expectativas... La idea de viajar al Sáhara desapareció de mi cabeza tras conocer un poquito de Rusia, de Nicaragua y de Senegal. No es que al elegir a unos se descarte a otros, simplemente me había acostumbrado a viajar hacia donde se me presentaban las oportunidades; de alguna forma podría decirse que adquirí una postura cómoda de "no búsqueda", pero a cambio debía aceptar todas las propuestas que venían a mi (algo así como que no podía poner pegas ya que no había movido ni un dedo para llegar a ellas y encima éstas seguían llegando). Esta cómoda postura desembocaba en no ocupar mi cabeza con destinos a no ser que estos ya se hubiesen presentado ante mi (tan sencillo o simple como eso).

Y cuando tan alejada estaba la idea de viajar al Sáhara que ni ocupaba lugar, zas!!: se presentó delante de mi. Además, el caminito que me ofrecía para llegar a él estaba demasiado bien asfaltado y justo ese día resplandecía un sol en un cielo descubierto. Vamos, que no tenía excusas para no recorrerlo. Y fue así como di el primer pasito.

El viajar a los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf, es una oportunidad que, espero, me ayude a seguir descubriéndome, pero sobretodo lo que me propongo es que el trabajo que vamos a hacer no sea un trabajo en vano o un trabajo que perjudique más que otra cosa.

Ante la marcha tocan las despedidas temporales y la de esta ocasión fue un magnífico encuentro. Sólo teníamos la idea de juntarnos unos poquinos para unas cañitas, pero al final... Algunos y algunas no pudieron venir pero también estaba su esencia por allí. Ya os lo he dicho pero MIL GRACIAS POR NO PERMITIR QUE MI SONRISA SE BORRARA EN TODA LA NOCHE.

martes, 18 de mayo de 2010

Hoy es sábado pero en un momento de vacas flacas en el curro y con una extraña fuerza de quitarme horas de delante del facebook (cuando no hay trabajo pero aun así tienes que estar delante del ordenador las horas correspondientes te vicias a todo), me comprometí a hacer una lista de proyectos sanitarios para el presidente del distrito sanitario para el próximo lunes y aún no he terminado.

Como he dicho, hoy es sábado y aunque los albañiles llevan desde la siete de la mañana metiendo caña a esos ladrillos de cemento, me he permitido el lujo de quedarme en la cama remoloneando hasta las 10.30h... Y es que en España tenemos muy hecha esa frase de "pegarme el lujo"... si para nosotros eso es lujo, qué será para los senegaleses? por que si no trabajan no reciben dinero y no comen... pero es que si la cosa se quedara en no comer un día..., pero es que si no comes tú no come la familia... es rara la persona que destina todo el dinero para su propia manuntención... aqui, lo normal, es que la persona tenga tras de sí, la carga de 4 personitas mínimo, que o bien son mujeres (sin trabajo aunque hayan terminado los estudios), o son los peques de la casa, una abuelilla, un hermano en el paro (y su respectiva familia)... no sé, se me ocurren muchas opciones y todas válidas y muy posibles por aquí...

En Zinguinchor, la persona no puede decidir solo pensando en él o ella...

Por otro lado quería contaros que ayer, fui al Hospital Regional (otro diferente al que fui la primera vez) para donar sangre... menos mal que lo visité por que si no la impresión que me iba a llevar a España de la sanidad de Senegal dejaba mucho que desear... No, las infraestructuras nos son como las nuestras, pero al menos dan sensación de higiene y orden... los colores de los edificios son blanco y azul celeste... cada edificio es para una especialidad (maternidad, minusválidos, hospitalización...)... casi todos unidos con pasillos o porches entre los que hay grandes jardines o zonas de descanso... Tienen más luminosidad que el Infanta... puede que sea gracias a que el único vehículo que puede introducirse es la ambulancia... lo demás son personas para un lado y otro... Recorriendo la maternidad, aprovechando todas las puertas abiertas para ver las condiciones, vi a tres peques en las incubadoras... Bueno... en serio... que salí muy contenta de ese Hospi...

Ala... que me voy, que solo quería compartir con vosotros lo que venia pensando de camino a la ofi...

miércoles, 20 de enero de 2010

El viento me habla

Hoy decidí subir sola por la pradera de la facultad, ya había anochecido pero no me daba miedo. No suelo tener miedo por volver sola a casa y menos si el sitio me inspira serenidad o cierta confianza en mí misma y a mi alrededor, como es el caso.

Casi al terminar la cuesta más empinada se aglomera un grupo de amigos que de lejos puede intimidar pero que como no se mueven de allí no te queda otra que pasar por su lado. Antes de llegar a ellos de forma muy esporádica pequeños duendes se han camuflado en forma de arbustos… suena muy fuerte el viento… me susurra, me impulsa en el último tramo…quiere decirme algo pero no me doy cuenta.

Hay mucho movimiento, hay mucho jaleo, difuso jaleo… pero la noche está en calma, está templada. El viento sopla contra mí pero no me siento débil, me siento arropada. Sigo sin darme cuenta de que me quiere decir algo.

Cuando las cuatro paredes donde vivo me achuchan y llenan el espacio de bochorno para asfixiarme (aún siendo pleno invierno y abriendo las ventanas), salgo con poco abrigo a respirar. Salgo a sentir ese aire en las manos, en la cara, incluso en los pies cuando me atrevo a salir con sandalias.

Esta noche ha vuelto a decirme algo. Esta vez les oí, pero no sé que me han dicho. Con una extraña, pero no incómoda sensación, me siento empujada a entrar en el corrillo de árboles que veo no muy lejos pero sí muy oscuros. Una rama me invita a entrar. Accedo a ser empujada y me dejo llevar.

Intentan llevarme al centro. Se manifiesta en mí cierto pudor por mirar hacia el cielo y verme envuelta en ellos. Después, todo sucedió lentamente; difuso, pero lento. Me embargó una desazón y unas tremendas ganas de llorar. Sigo mostrando respeto por entrar al círculo. Algo dentro de mí, no me dejaba tocar el tronco. Decidí afrontarlo paso por paso: primero las puntas de los dedos, después la palma, las dos manos…tocar el nudo, sentir la energía… Al regresar a las cuatro paredes, la pesadez había desaparecido.

Los árboles me han hablado a través de la energía y ha sido muy bonito, pero a la vez muy frustrante. Es una sacudida interna similar a lo que sentir cuando rompí la guitarra a golpes contra una roca. Es…difícil de explicar.

Caen, Enero de 2009

jueves, 9 de abril de 2009

De mayor seré...

Papá, ¿¿de mayor podré ser lo que quiera??

Claro mi hijito, la única condición una vez hayas elegido tu oficio es no quejarte...o sino esos señores y señoras a los que le damos el permiso de ejercer la violencia contra el mal arremeterán contra ti...

Pero, papá de mayor...he soñado con ser propagador de verdades...no mi hijito, ese oficio no es bueno para la salud...vivirás en exilios, cárceles, el mismo pueblo te verá como enemigo, la televisión buscará una excusa para criticar tus palabras...lo mínimo que te pasará será que te declaren "loco" y que te ignoren...

¡¡¡Pero si mi única arma será la palabra!!! ¿Qué mal puedo hacer con las palabras? No es el mal que tú hagas sino el que te hagan a ti para callarte.

Entonces... ya entiendo... Elijo el oficio que quiera. Lo ejerzo como pone en mi contrato. Si algo cambia en él, tanto para bien como para mal, mi única reacción debe ser silenciar mis sentimientos y seguir trabajando...

Veo que empiezas a entender...

Pero... ¿sólo hay dos opciones: o acurrucarte bajo el brazo de un gigante que te cuida a su manera y que él ande por ti (en esta opción encontrarás a mucha gente) o dejar que tus piernas anden por si solas?...

Papá... ¿democracia significa elegir entre dos opciones dadas de antemano y no poder aportar otras opciones?

Mi hijito... últimamente, democracia parece ser poder elegir quien ejerce la violencia por ti mientras tú impasible(en el sofá del brazo del gigante) ves como la gente que anda con sus propios pies recibe palos por todos lados...

lunes, 9 de marzo de 2009

SEVILLA-PARIS


Sobre-cruzando un cristal transparente algo empañado. Críticas aprendidas. Se descubre un entramado de altibajos rojizos y verdes, marrones, amarillos y azules…blancos. Recovecos coloridos. Esa capa transparente en la que el viento deposita sus recuerdos. Recuerdos que algún día caerán o que algún día se evaporarán. Papel arrugado, mal estirado después de arrugar. Estrías en la madre. Formas abstractas aparentemente, pero todo tiene su lógica. Ella los colocó ahí por algo. Ese algo/motivo pocos logran entenderlo, por ello, la mayoría intenta modificarla. Mar de nubes. Me recuerda a la espuma del Pacífico. El ruido del avión imita la tremenda inspiración del océano antes de soltar su rugido. A lo lejos, una pequeña mancha más nítida que el resto batea sus alas con tal maestría que no parece costarle la lucha contra el viento. Pero la espuma no es perfecta, no ha conseguido cubrirlo todo, ha dejado huecos por donde se ve un terreno teñido de blanco. El reflejo del sol quiere engañar tiñendo todo de color dorado. Desde aquí, parece tan finita la arena… Después, cuando pasó la marea, sólo dejó caspa.



Había olvidado qué era el dolor de oídos.
Hoy la gente está especialmente intranquila y revuelta aquí arriba.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Aquel día fui yo…

Recuerdo una tarde antes de la cena en la que oí un revuelo en las habitaciones seguidas a la mía. Los niños enfermos, que allí aislaban desde después de verano para no contagiar al resto, no podían ser por que el ala oeste de la casa ya estaba reformada y los habían trasladado allí, dejando mi corredor más silencioso, oscuro, solitario y triste que de costumbre…

Tras la cena, volví a oír el sonido de una dulce voz femenina y adulta, y la risa amable y sincera que ya había oído en otra ocasión. Era la pequeña María. Esas risas nunca me las había dedicado a mí pero pude reconocerlas. La persona que le acompañaba era su mamá que tras tres días de camino en bus, tren y coche logró abrazar a su hijita. No se repetía ese hecho desde antes de verano, con suerte, no más de un año.

La mamá de María vive en la “República de Ingusia”. Son pequeños países que pertenecían a la Unión Soviética y que se sitúan al sur de Georgia. En ese momento, la situación política y social de su país había obligado a la familia de María mandarla a un internado a más de 2000 kilómetros de su hogar, lejos de su padre (que constantemente abandonaba su casa por tener que servir a su país en las amenazas de guerra), sus dos hermanos mayores (9 y 13 años, pero ya eran útiles para trabajar) y lejos de los abrazos de su mamá.

Yo siempre había pensado que esa niña era feliz; tenía 6 años y siempre estaba riendo con sus amigas entre juegos y canciones. Pero esos días comprobé que la felicidad se reflejaba con otra cara en sus ojitos…ahora, ahora sí era feliz.

Una noche, cuando los niños ya estaban en la cama y yo regresaba de mi vagabundeo por los largos pasillos del colegio, me encontré a la mamá de María perdida por los pasillos de ese gran laberinto, cuyas luces parecen fundidas a partir de ciertas horas. Buscaba un poco de agua caliente para tomar un té. Nadie le había ofrecido ni una sola mísera taza de agua caliente. En el internado le dejaron cobijarse en las habitaciones donde dormían los enfermos mientras las otras estancias se reformaban. Habitaciones con muy pocas condiciones saludables; no era raro dormir con ratas recorriendo los bajos de tu cama o tener como agua una especie de líquido de color marrón semitransparente…

Esa noche, no me dio la gana de que esa señora se quedara sin un “lujo” que a otras personas sólo le costarían unos minutos (aunque allí parecía que les costaba casi la vida): una taza de agua caliente para hacerse una infusión. Todavía a regañadientes una cuidadora me calentó un poco de agua en una tetera eléctrica (ni siquiera pagaba ella la electricidad) y esa noche tuve el gusto de tomarme una taza de té con la mamá de María.
Pensé que era una buena ocasión (mejor que ninguna otra) para sacar el té de bayas moradas que meses antes había comprado con la intención de invitar a mis futuros amigos una tarde de esas (¿amigos?)

Pasamos muchas horas hablando cada vez más alucinadas, tanto la una como la otra; por que hay que tener en cuenta que yo chapurreaba el ruso pero no tenía nivel para ir más allá del “yo me llamo…” “vivo en…” “soy española…”, y ella sólo hablaba ruso y el dialecto de su país. Hablamos de lo difícil que es para ella dejar a sus dos hijos, tal y como está su país, para ver a su hija (en teoría a salvo de guerras); pero claro, ella no podía vivir más tiempo sin abrazar a su hija y sin saber casi nada de ella. Durante el tiempo que no se ven, los recursos económicos son tan escasos que no se pueden permitir conferencias telefónicas de tan larga distancia (ni siquiera tienen teléfono). Yo no puedo imaginar la angustia de esa madre sin tener la certeza de cómo está su hija a tantos kilómetros.

Entre unos de sus comentarios, de eso si me enteré, dijo: “y yo, hablando con una española, ¿quién me lo diría?” Y le noté ilusionada. La ilusión de cuando les hablas de hadas a los peques (y no tan peques)…una ilusión inocente, verdadera…de esas que no hace falta hablar para que se sepa, pues en su cara se refleja todo….

Y me sentí feliz. A esa señora, le hubiese hecho igual ilusión hablar con una sueca, una francesa, una…al fin y al cabo con una extranjera; lo sé, pero es que da la causalidad de que esa extranjera, en ese momento, fui yo, y que además participé de esa ilusión como si fuese mía…

Días después, pensándolo, me sentí infeliz por lo egoísta que era. Hasta mi encuentro con la mamá de María, me sentía la más “triste” de Interdom, no me daba cuenta que el estar allí era mi elección, era algo voluntario y que, sin embargo, más de 450 niños no tenían otra forma de vivir sino era de esa manera.

El último día, cuando se despedían, yo estaba delante. María escuchó atenta a su mamá. En un momento de su conversación, me señaló a mi (yo no entendía nada), María solo me miró y siguió escuchando a su mamá. En la verdadera separación yo no estuve (menos mal) y no sé que pasó aunque me lo imagino…esa tarde, Maria la pasó entera abrazada a mi. Hecho curioso por que antes de venir su mamá, no se me había acercado a menos de un metro, ni siquiera consentía que le tocara la cabeza; pero desde esa misma tarde, en los ratos que los peques podían estar más “sueltos” (parecían estar atados con correas) María no se separaba de mi.

Lo recuerdo como si hubiese pasado este enero. Sin embargo, es un recuerdo, que me ha costado sacar del saco de Rusia. Poco a poco espero sacarlos todos, sino es para compartirlos, al menos espero que sea para pasearlos por la zona “consciente” de mi memoria.