sábado, 10 de marzo de 2012

Nuevas salidas, nuevas despedidas, nuevas esperanzas, nuevas expectativas... La idea de viajar al Sáhara desapareció de mi cabeza tras conocer un poquito de Rusia, de Nicaragua y de Senegal. No es que al elegir a unos se descarte a otros, simplemente me había acostumbrado a viajar hacia donde se me presentaban las oportunidades; de alguna forma podría decirse que adquirí una postura cómoda de "no búsqueda", pero a cambio debía aceptar todas las propuestas que venían a mi (algo así como que no podía poner pegas ya que no había movido ni un dedo para llegar a ellas y encima éstas seguían llegando). Esta cómoda postura desembocaba en no ocupar mi cabeza con destinos a no ser que estos ya se hubiesen presentado ante mi (tan sencillo o simple como eso).

Y cuando tan alejada estaba la idea de viajar al Sáhara que ni ocupaba lugar, zas!!: se presentó delante de mi. Además, el caminito que me ofrecía para llegar a él estaba demasiado bien asfaltado y justo ese día resplandecía un sol en un cielo descubierto. Vamos, que no tenía excusas para no recorrerlo. Y fue así como di el primer pasito.

El viajar a los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf, es una oportunidad que, espero, me ayude a seguir descubriéndome, pero sobretodo lo que me propongo es que el trabajo que vamos a hacer no sea un trabajo en vano o un trabajo que perjudique más que otra cosa.

Ante la marcha tocan las despedidas temporales y la de esta ocasión fue un magnífico encuentro. Sólo teníamos la idea de juntarnos unos poquinos para unas cañitas, pero al final... Algunos y algunas no pudieron venir pero también estaba su esencia por allí. Ya os lo he dicho pero MIL GRACIAS POR NO PERMITIR QUE MI SONRISA SE BORRARA EN TODA LA NOCHE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario